25 de abril de 2011
SUSURROS EN EL VIENTO
15 de febrero de 2011
La Ventana
Por la ventana se empezaba a ver el cambio, las tonalidades grisáceas eran cada vez más opacas, hasta que llegaron a un punto límite llamado noche.
Era una noche distinta a las demás, con brisa y con la luz de la luna llena entrando a tropezones por el espacio que la ventana brindaba; se escuchó el sonar de un teléfono pero en realidad poco importaba.
Y ahí estaba ella, sentada en el borde izquierdo de la cama a la espera de alguna señal...
Había sido un largo día, la mañana inició con el sonido de un despertador áspero, desesperante y abrumador... Iniciaba un nuevo día. Ella no sabía por dónde empezar, tenía muchas cosas por hacer y a la vez pocas... Muchas obligatorias, pocas realmente relevantes para ella.
Inició con su aseo personal y continuó con el orden de su pequeño espacio; mucho tiempo para pensar, pues terminó con esto en cuestión de 30 minutos y eran ya las 9:30 am. Salir a caminar sería una buena idea, pero esto le traía como consecuencia recuerdos... memorias lustres y casi vividas de días anteriores... Solo quería distracción.
Consideró varias ideas, leer un libro de historias vampíricas, buscar a alguien para hablar o jugar con su mascota... Pero...
Cada una de estas acciones también traían recuerdos...
El amor que ella sentía por él, lo vivido con él, todo era una muestra fragante de amor vampírico, de pasión carnal y enamoramiento absoluto.
Si buscaba a alguien para hablar, su atención no estaría cien por ciento centrada en esa persona lo cual para ella sería desleal e injusto para con el otro individuo.
Jugar con su mascota... Tardes de su pasado habían sido eternas con ambos jugando con el pobre animal.
Su vida se centraba en un acontecimiento diario repetitivo, una monotonía absoluta y aún no encontraba cómo hacer para cambiar esto. Decidió acostarse, meditar sobre lo vivido y considerar ideas para actividades futuras... Pero lo que ella no sabía era que poco le serviría, su mente solo se centraría en él...
Habían pasado horas y horas... Ella ya dormía y el sol con sus potentes rayos entraban a la fuerza por esa ventana... La ventana.
Estaba despertando... Recordaba cada uno de sus sueños, se centraban en recuerdos, acontecimientos de nuevo vividos en los confines de la imaginación, donde, sin darse cuenta, había revivido y lastimado heridas. Aunque gracias a ello, despertó con una sonrisa y la esperanza de que él fuera a volver.
Desde ese momento esperó sentada en el borde de la cama, con la esperanza de que aquel hombre ya muerto fuera a regresar, donde mantenía la esperanza de sentir de nuevo ese beso pasional y eterno.... Ya no un beso normal, el beso de la muerte... ¡Si! eso esperaba, ser besada por la muerte.
Pues aquello tan anhelado por fin se hacía realidad... Ella se había entregado a una depresión y un empeño absoluto en la espera, no comía, a medias y se aseaba, estaba enferma y así pasó...
Esa noche la muerte llego a darle su beso eterno, a entregarla a la eternidad... Por fin llegaría a un mundo desconocido donde se encontraría de nuevo con su amado...
Su alma se perdió tras aquella noche en lúgubres anhelos, retorcidos recuerdos, inagotables lágrimas… Esta noche al fin, recibió la profana añoranza y la muerte le besó como a la más preciada de las amadas… le entregó en mortífera caricia a la eternidad, a las tierras de averno… a las hojas de historias olvidadas…